Los estribillos no solo tienen su uso en la poesía o, por extensión, en las canciones. Una novela también tiene estribillos: frases que se repiten a lo largo de toda una historia.
Al cerebro humano le gustan las repeticiones. Aprendemos con ellas. Nos sentimos más cómodos y seguros cuando las reconocemos.
En una novela, un estribillo puede tener distintas funciones.
Tras la descripción de los asesinatos de sus padres puede establecer la frase «Demasiado horrible para revivirlo» como estribillo para recordar todos aquellos acontecimientos: el miedo cuando los ladrones entraron en su casa, el horror de presenciar la muerte de sus padres, su nueva vida en un centro de menores y los maltratos que allí sufrió.
Se debe repetir la frase «Demasiado horrible para revivirlo» durante la narración de los acontecimientos para que quede en la mente del lector lo marcado que quedó por ello.
Así, supongamos, cuando cuente que una chica se interesa por él y le pide salir, puede utilizar el estribillo de la siguiente manera:
Podemos repetir esa frase cada vez que se encuentre con situaciones que impliquen conceptos como familia o infancia: puede decirla cuando se acerque Navidad, cuando se encuentre a un niño pequeño en el autobús que se le queda mirando esperando que haga cualquier monería...
Cuando mencionen «El momento de la serpiente» entre ellos, se acordarán de la situación divertida y reforzarán sus lazos.
Si mencionan «El momento de la serpiente» cuando hubiera alguien que no vivió la experiencia, excluirían a esas personas de la conversación.
Por ejemplo, para marcar el paso del tiempo sin cambiar de capítulo o sin dejar un espacio en blanco entre párrafos se puede establecer el estribillo «Días de monotonía. Minutos de agonía».
Como ejemplo podría servir el estribillo «Y no hay nada más que decir» al acabar algunas escenas para comenzar con las siguientes.
Imaginemos un narrador en primera persona que a lo largo de la historia se va a ir encontrando con situaciones que no comprende. Hace pausas para intentar explicarse así mismo lo que está ocurriendo. Podemos introducir el estribillo «Me estoy volviendo loco» en mitad de esas auto-explicaciones.
Imaginemos una pareja que va a tener un bebé y tienen problemas para acondicionar y preparar todo para su llegada, bien por problemas económicos, bien porque no encuentran un piso que se adapte a ellos, bien porque han tenido otras prioridades. El estribillo «Y la cuna sin comprar» puede servir para recordar que aún quedan cosas pendientes y se está echando el tiempo encima.
Si cogemos el estribillo anterior «Días de monotonía. Minutos de agonía», podemos cambiar los «Días» por «Horas» y los «Minutos» por «Segundos» (Horas de monotonía. Segundos de agonía) para hacer transiciones más cortas de tiempo; o por «Años» y «Semanas» (Años de monotonía. Semanas de agonía) para hacerlas más grande.
Si seguimos con el estribillo «Días de monotonía. Minutos de agonía» y vamos cambiando los nombres, por ejemplo «Días de aflicción. Minutos de dolor», conseguimos dar más dimensión a todo lo que envuelve el estribillo.
Hay un ejemplo de estribillo en evolución al final de este artículo.
Es cierto que las muletillas se basan en el mismo principio de repetición que los estribillos, pero las muletillas se utilizan como elemento caracterizador.
Las muletillas solo rellenan espacios en blanco mientras los estribillos tienen funciones concretas como las que hemos visto más arriba.
Cuando un estribillo lo diga el narrador siempre se escribirá en un aparte, bien junto a más texto o bien únicamente la frase.
El uso de objetos que aparecen a lo largo de la historia también funcionan como estribillos. Sobre los objetos hablaremos en profundidad en próximos artículos.
En El club de la lucha (por utilizar su novela más conocida como ejemplo) establece un estribillo así:
Imagen | bing.com
Al cerebro humano le gustan las repeticiones. Aprendemos con ellas. Nos sentimos más cómodos y seguros cuando las reconocemos.
En una novela, un estribillo puede tener distintas funciones.
Función: Recordatorio
Evocar gran cantidad de momentos
Imaginemos un personaje que nos narra su trágica vida. Nos cuenta cómo presenció el asesinato de sus padres cuando tenía 7 años. El personaje se quedó traumatizado desde aquella experiencia. Cuenta su vida desde su perspectiva y cómo ese trauma no superado ha intervenido en su carácter.Tras la descripción de los asesinatos de sus padres puede establecer la frase «Demasiado horrible para revivirlo» como estribillo para recordar todos aquellos acontecimientos: el miedo cuando los ladrones entraron en su casa, el horror de presenciar la muerte de sus padres, su nueva vida en un centro de menores y los maltratos que allí sufrió.
Se debe repetir la frase «Demasiado horrible para revivirlo» durante la narración de los acontecimientos para que quede en la mente del lector lo marcado que quedó por ello.
Así, supongamos, cuando cuente que una chica se interesa por él y le pide salir, puede utilizar el estribillo de la siguiente manera:
¿Salir con alguien? ¿Para qué? Tener intenciones de crear una familia y luego ¿qué?Utilizar este estribillo nos hace recordar todo su trauma y nos explica que de ese trauma viene su incapacidad para poder estar sentimentalmente unido a otra persona.
Demasiado horrible para revivirlo.
Podemos repetir esa frase cada vez que se encuentre con situaciones que impliquen conceptos como familia o infancia: puede decirla cuando se acerque Navidad, cuando se encuentre a un niño pequeño en el autobús que se le queda mirando esperando que haga cualquier monería...
Reforzar lazos con unas personas y excluir a otras
Imaginemos un grupo de amigos. Algunos de ellos vivieron una situación muy divertida y no pararon de reírse durante horas de ella. Imaginemos que a aquella situación cómica la denominaron «El momento de la serpiente».Cuando mencionen «El momento de la serpiente» entre ellos, se acordarán de la situación divertida y reforzarán sus lazos.
Si mencionan «El momento de la serpiente» cuando hubiera alguien que no vivió la experiencia, excluirían a esas personas de la conversación.
Dar forma al momento actual con un recuerdo
Para ejemplificarlo tiraremos de un buen tópico: la cena de navidad. Imaginemos una cena de navidad en la que el cuñado graciosillo tirara la sopera y salpicara a todos. Se puede establecer la frase «Sopa para todos» como estribillo.—Cariño, este año la cena de Nochebuena será en casa de mis padres.No solo recordará la experiencia de un año anterior, además forma el momento en que se van a reencontrar todos los de aquella cena de nuevo, incluido el cuñado graciosillo.
—Qué bien. Sopa para todos.
Función: crear transiciones entre escenas
Trazar un puente de una escena a otra
Las transiciones puente establecen una transición suave de una escena a otra. Es una frase que une las dos escenas.Por ejemplo, para marcar el paso del tiempo sin cambiar de capítulo o sin dejar un espacio en blanco entre párrafos se puede establecer el estribillo «Días de monotonía. Minutos de agonía».
Resolver la escena actual
Termina la escena actual y empieza la siguiente sin más.Como ejemplo podría servir el estribillo «Y no hay nada más que decir» al acabar algunas escenas para comenzar con las siguientes.
Función: crear pausas
Transición sin cambiar de tema
Realiza una breve pausa durante la narración o descripción de unos hechos y seguidamente se continúa narrando/describiendo aquello.Imaginemos un narrador en primera persona que a lo largo de la historia se va a ir encontrando con situaciones que no comprende. Hace pausas para intentar explicarse así mismo lo que está ocurriendo. Podemos introducir el estribillo «Me estoy volviendo loco» en mitad de esas auto-explicaciones.
Recordar una cuenta atrás
Recuerda una actividad en desarrollo o una acción sin terminar.Imaginemos una pareja que va a tener un bebé y tienen problemas para acondicionar y preparar todo para su llegada, bien por problemas económicos, bien porque no encuentran un piso que se adapte a ellos, bien porque han tenido otras prioridades. El estribillo «Y la cuna sin comprar» puede servir para recordar que aún quedan cosas pendientes y se está echando el tiempo encima.
Estribillos en evolución
No tiene porqué aparecer la frase exactamente igual cada vez que queramos introducir el estribillo. Éste puede adaptarse al contexto o cambiar algunas de sus partes para dar profundidad a la historia.Si cogemos el estribillo anterior «Días de monotonía. Minutos de agonía», podemos cambiar los «Días» por «Horas» y los «Minutos» por «Segundos» (Horas de monotonía. Segundos de agonía) para hacer transiciones más cortas de tiempo; o por «Años» y «Semanas» (Años de monotonía. Semanas de agonía) para hacerlas más grande.
Si seguimos con el estribillo «Días de monotonía. Minutos de agonía» y vamos cambiando los nombres, por ejemplo «Días de aflicción. Minutos de dolor», conseguimos dar más dimensión a todo lo que envuelve el estribillo.
Hay un ejemplo de estribillo en evolución al final de este artículo.
Estribillos y Muletillas
No deben confundirse los estribillos de la novela con las muletillas de los personajes: esas palabras o frases que utilizan con frecuencia y sobre las que se apoyan para mantener las conversaciones.Es cierto que las muletillas se basan en el mismo principio de repetición que los estribillos, pero las muletillas se utilizan como elemento caracterizador.
Las muletillas solo rellenan espacios en blanco mientras los estribillos tienen funciones concretas como las que hemos visto más arriba.
Cómo utilizar los Estribillos
En una novela pueden utilizarse varios de estos estribillos. Si bien, no hay que abusar de ellos: deben aparecer las veces suficientes para que el lector se percate de que están ahí pero no demasiadas para no forzar algunas escenas ni empachar al lector.Cuando un estribillo lo diga el narrador siempre se escribirá en un aparte, bien junto a más texto o bien únicamente la frase.
Recuerda qué son los Apartes y cómo utilizarlos en el artículo Cómo dar autenticidad a una historia
El uso de objetos que aparecen a lo largo de la historia también funcionan como estribillos. Sobre los objetos hablaremos en profundidad en próximos artículos.
Ejemplos
El uso de estribillos es una de las técnicas sobre las que se basa el estilo de escritura de Chuck Palahniuk. Si lees cualquiera de sus libros puedes encontrar distintos estribillos por todas sus novelas.En El club de la lucha (por utilizar su novela más conocida como ejemplo) establece un estribillo así:
En las revistas más viejas hay una serie de artículos en los que los órganos del cuerpo humano hablan de sí mismos en primera persona: Soy el Útero de Mengana. Soy la próstata de Fulano.Y a lo largo de la novela aparece evolucionando así:
Soy las Vías Biliares y Rabiosas de Fulano, Soy los Dientes Rechinantes de Fulano, Soy la Nariz Hinchada de Mengano mientras echa llamaradas, Soy los Nudillos Blancos de Fulano, Soy la Sensación de Rechazo Rabiosa e Irritada de Fulano, Soy las Tripas en Tensión de Fulano, Soy el Punto de Ebullición de Fulano, Soy la Entrepierna Encogida de Mengano, Soy el Sudor Frío de Fulano,Soy la Boca del Estómago de Fulano, Soy el Disco Duro de Fulano.Este ejemplo muestra un estado de ira inicial que cambia a miedo hacia el final.
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