Ninguna novela se escribe únicamente con una primera escritura o primer borrador. Todas tienen sus reescrituras y sus revisiones. Debemos ser conscientes de ello para no atascarnos con la primera escritura y evitar volver atrás constantemente para corregir cosas.
Hasta ahora solo hemos visto cómo planificar completamente una historia. Esto puede resultar difícil y poco emocionante porque no hacemos más que tardar más y más en ponernos a escribir, que es lo que realmente queremos.
El primer paso para escribir una novela es, sin duda, escribir el primer borrador. Aunque no queramos planificarla, sí hay algo que ya deberíamos saber: el tema.
Por tanto, elige un tema, de qué quieres que vaya tu historia. Por ejemplo, puede tratar de alguien que poco a poco asciende en la escala social. Puede tratar de la vida de alguien que padece Alzhéimer. Puede tratar de la búsqueda de un tesoro en regiones recónditas. De lo que sea.
Puedes saber incluso los subtemas. Imagina que el tema principal de una historia trata de alguien que asciende en la escala social. Un tema secunadrio podría ser la comida, recetas de platos que aparecen durante la historia y que marcan esa subida en la sociedad con platos con ingredientes y preparaciones cada vez más sofisticados. O imagina que utilizamos como tema secundario que el padre del protagonista sufre de Alzhéimer.
Debes saber al menos el tema principal que quieres tratar. Mucho mejor aún es tener unas cuantas notas sobre el tema. Esas notas deben girar sobre los distintos aspectos y perspectivas del tema central.
Siguiendo con el ejemplo anterior, el de el ascenso en la escala social, podríamos hacer una lista con las formas con la que conseguirlo. Por ejemplo: mentir, colarse en actos reservados, hacer contactos con gente que se mueva en esos círculos, comprar ropa cara para parecer estar ya dentro... La lista para el ejemplo del padre enfermo podría ser: broncas continuadas en casa por el desgaste de todos los miembros de la familia, la paciencia al tratar al enfermo, la tristeza que produce que olvide toda su vida...
La cuestión es recoger tantas formas como sea posible de presentar un mismo tema y listarlas. Cuando escribamos deberemos ir incluyendo cada aspecto del tema a lo largo de la historia.
El tema principal debe ser potente, que dé suficiente juego para crear una historia a su alrededor. Los temas secundarios no tienen por qué ser necesariamente trascendentes, podemos tratar temas profundos como la enfermedad del Alzhéimer o algo más trivial como las recetas de cocina.
Es importante tener claro el tema, así como algunas ideas o notas sobre cómo tratarlo.
¡Manos a la obra!
Debemos evitar las florituras y dejarlas para las revisiones. No tenemos que tener miedo a describir a los personajes en abundancia, sabes que son datos que vas a eliminar, pero son necesarios para que tú conozcas a tus personajes. Lo mismo ocurre con los lugares, descríbelos si esto hace que conozcas mejor por dónde se van a mover los personajes. Vas a eliminar la mayor parte de estas descripciones y solo algunas cosas las salvarás para caracterizar al personaje o al lugar; el resto serán simplemente detalles sin importancia en la historia y desaparecerán.
Debes intentar por todos los medios que la trama avance (independientemente de las descripciones), que ocurran cosas. No vuelvas atrás constantemente haciendo correcciones, eso será parte de la revisión.
Un truco que suelen recomendar cuando no sabes cómo continuar es hacer que tu protagonista se meta en alguna pelea o que tenga sexo.
Debes permitirte no saber. No debes forzar la historia a ningún final ni tampoco debes conocer ya todos los momentos hasta el final.
Sin embargo, es conveniente conocer el propósito de la escena que quieres escribir antes de escribirla. Es decir, saber si esa escena es útil en la historia: si resuelve objetivos anteriores, si crea nuevos objetivos, si hace que avance la historia, si es una escena de transición.
Hasta ahora solo hemos visto cómo planificar completamente una historia. Esto puede resultar difícil y poco emocionante porque no hacemos más que tardar más y más en ponernos a escribir, que es lo que realmente queremos.
El primer paso para escribir una novela es, sin duda, escribir el primer borrador. Aunque no queramos planificarla, sí hay algo que ya deberíamos saber: el tema.
Requisito previo: el tema
Antes de ponernos a escribir el primer borrador debemos saber de lo que vamos a hablar: el tema principal de la historia (e incluso estaría bien saber los temas secundarios). Es posible empezar a escribir sin nada en mente pero a poco que escribamos nos atascaremos pronto porque no tendremos claro sobre lo que queríamos escribir.Por tanto, elige un tema, de qué quieres que vaya tu historia. Por ejemplo, puede tratar de alguien que poco a poco asciende en la escala social. Puede tratar de la vida de alguien que padece Alzhéimer. Puede tratar de la búsqueda de un tesoro en regiones recónditas. De lo que sea.
Puedes saber incluso los subtemas. Imagina que el tema principal de una historia trata de alguien que asciende en la escala social. Un tema secunadrio podría ser la comida, recetas de platos que aparecen durante la historia y que marcan esa subida en la sociedad con platos con ingredientes y preparaciones cada vez más sofisticados. O imagina que utilizamos como tema secundario que el padre del protagonista sufre de Alzhéimer.
Debes saber al menos el tema principal que quieres tratar. Mucho mejor aún es tener unas cuantas notas sobre el tema. Esas notas deben girar sobre los distintos aspectos y perspectivas del tema central.
Siguiendo con el ejemplo anterior, el de el ascenso en la escala social, podríamos hacer una lista con las formas con la que conseguirlo. Por ejemplo: mentir, colarse en actos reservados, hacer contactos con gente que se mueva en esos círculos, comprar ropa cara para parecer estar ya dentro... La lista para el ejemplo del padre enfermo podría ser: broncas continuadas en casa por el desgaste de todos los miembros de la familia, la paciencia al tratar al enfermo, la tristeza que produce que olvide toda su vida...
La cuestión es recoger tantas formas como sea posible de presentar un mismo tema y listarlas. Cuando escribamos deberemos ir incluyendo cada aspecto del tema a lo largo de la historia.
El tema principal debe ser potente, que dé suficiente juego para crear una historia a su alrededor. Los temas secundarios no tienen por qué ser necesariamente trascendentes, podemos tratar temas profundos como la enfermedad del Alzhéimer o algo más trivial como las recetas de cocina.
Es importante tener claro el tema, así como algunas ideas o notas sobre cómo tratarlo.
El primer borrador
Ya con el tema de la historia escogido, es momento de ponerse a escribir. Seguro que ya tienes en mente algunos personajes y lugares e incluso algunas situaciones.¡Manos a la obra!
Cómo escribir el primer borrador
Lo primero que tienes que tener presente es que el primer borrador será completamente imperfecto. La mejor manera de escribir un borrador es ir volcando todas las ideas que vayamos teniendo sobre la trama, según nos vayan viniendo, aunque estén descolocadas o veamos que habría que cambiarlas de lugar en una futura revisión.Debemos evitar las florituras y dejarlas para las revisiones. No tenemos que tener miedo a describir a los personajes en abundancia, sabes que son datos que vas a eliminar, pero son necesarios para que tú conozcas a tus personajes. Lo mismo ocurre con los lugares, descríbelos si esto hace que conozcas mejor por dónde se van a mover los personajes. Vas a eliminar la mayor parte de estas descripciones y solo algunas cosas las salvarás para caracterizar al personaje o al lugar; el resto serán simplemente detalles sin importancia en la historia y desaparecerán.
Debes intentar por todos los medios que la trama avance (independientemente de las descripciones), que ocurran cosas. No vuelvas atrás constantemente haciendo correcciones, eso será parte de la revisión.
Un truco que suelen recomendar cuando no sabes cómo continuar es hacer que tu protagonista se meta en alguna pelea o que tenga sexo.
Puntos claves
Escribe sobre temas que te gusten o te atraigan o te molesten, temas que te lleguen. No malgastes tu tiempo escribiendo cosas que no llaman tu atención. El resultado, además, siempre será mejor trantando un tema que te motive.Debes permitirte no saber. No debes forzar la historia a ningún final ni tampoco debes conocer ya todos los momentos hasta el final.
Sin embargo, es conveniente conocer el propósito de la escena que quieres escribir antes de escribirla. Es decir, saber si esa escena es útil en la historia: si resuelve objetivos anteriores, si crea nuevos objetivos, si hace que avance la historia, si es una escena de transición.
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