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Cómo escribir Diálogos

En este artículo veremos algunas formas para crear mejores diálogos en nuestras novelas. Asumiremos que ya se sabe cómo deben escrirse: cómo utilizar la raya, cuándo cerrar con un punto antes de incluir anotaciones del narrador, etcétera.

Objetivos de un diálogo

El objetivo de un diálogo es dar nueva información al lector sobre:
  • Los avances de una trama.
  • La relación de los personajes que hablan.
  • Algunos atributos de los personajes que hablan (profundizar en su caracterización).
  • La visión propia de cada personaje sobre su entorno (sobre lo que ocurre, sobre otros personajes...).
Por tanto no se debe utilizar un diálogo para dar información repetida e irrelevante al lector.

Por ejemplo: el Personaje1 le da una noticia a Protagonista y éste debe darle la noticia a Personaje2. Solo debemos mostrar al lector la noticia una sola vez y la otra, simplemente, resumirlo. Ahora bien ¿cuándo mostramos el diálogo con la noticia al lector? Tenemos dos opciones:
  • Cuando Personaje1 lo cuenta a Protagonista. Con esta opción Protagonista y el lector se enteran a la vez de la noticia. Cuando Protagonista se la cuenta Personaje2 solo deberíamos escribir un resumen: decir que le da la noticia y describir las reacciones de Personaje2 ante la nueva información.
  • Cuando Protagonista se lo cuenta a Personaje2. Primero tenemos la escena resumida en la que Personaje1 le cuenta la noticia Protagonista con la reacción de Protagonista, sin desvelar el contenido al lector. Durante un tiempo Protagonista sabrá más cosas que el lector, lo que producirá que el lector quede enganchado a la novela hasta descubrir de qué trata la noticia. Más tarde escribiremos el diálogo de Protagonista desvelándole la noticia a Personaje2 a la vez que se entera el lector.
La opción a elegir será la que mejor le venga a la novela. Es decir, si llevamos tiempo en el que la trama ha perdido algo de tensión deberíamos optar por la segunda opción y dejar enganchado al lector hasta que Protagonista cuente la noticia a Personaje2. Si por el contrario la novela ya cuenta con muchos elementos de tensión el lector debe conocer la noticia a la vez que Protagonista (aunque siempre es recomendable que los misterios se alarguen todo lo posible).

Los dialectos

El uso de dialectos es algo controvertido. Algunos dicen que es mejor evitarlos, otros que es mejor utilizarlos para darle ese toque realista a la narración. Mi recomendación, como lector, es utilizarlos sin abusar, es decir, utilizar los dialectos pero sin que sean demasiado cerrados.

Un dialecto cerrado ralentiza mucho la lectura, algo que puede ser intencionado por parte del escritor. Se me ocurre como ejemplo una parte del libro El nombre del viento (Patrick Rothfuss), hacia el final, en el que el protagonista habla con un aldeano, en la versión en castellano han traducido el dialecto como un pseudo-gallego: es difícil de leer deprisa pero al hacerlo lentamente se entiende todo lo que hablan.

Por otra parte, utilizar un dialecto más ligero hace que la lectura no se ralentice y caracteriza bien al personaje. Es común en escritores en castellano utilizar el andaluz de esta manera.

Preguntas y respuestas

Solo porque un personaje haga una pregunta a otro ésta no tiene porqué ser respondida. Un diálogo debería ser áspero e incompleto.

Una respuesta correcta o exacta:
  • Mata la energía de una escena.
  • No crea frustración.
  • No crea expectativas no-cumplidas.
  • No crea un momento siguiente.

Cuando un personaje hace preguntas que no son respondidas, bien a otro personaje o bien de forma retórica:
  • Declara las preguntas que se hace el lector.
  • Establece una misión de la historia.

Debemos evitar los diálogos "partido de ping-pong", en los que un personaje pregunta y otro responde sin más. Debemos utilizar con mesura las respuestas inteligentes (esas respuestas ocurrentes e ingeniosas propias de las comedias de televisión) porque también matan y cierran un diálogo.

Se podrían establecer tres grupos de respuestas dadas a las preguntas.
  1. Se responde directamente a la pregunta:
    —¿Has limpiado la cocina?
    —Sí, esta mañana.
  2. Se responde a la pregunta pero le da un giro a la conversación con otra pregunta:
    —¿Has limpiado la cocina?
    —¿Sabes si queda más limpiasuelos?
  3. Se ignora la pregunta y se muestran los sentimientos del personaje:
    —¿Has limpiado la cocina?
    —¡Por qué no dejas de agobiarme!
    O:
    —¿Has limpiado la cocina?
    —Ha llegado esta mañana un paquete muy extraño a tu nombre.

El lenguaje corporal

Cuando leemos un verbo se activa en nuestro cerebro la parte asociada a esa acción: saltar, correr, levantarse...

Evita escribir páginas y páginas de diálogo sin más. Si algo se puede expresar con un gesto, utiliza el gesto en vez de las palabras.

Hay muchas respuestas que pueden darse con gestos: asentir con la cabeza, encogerse de hombros, rascarse la nuca, morderse las uñas... Utiliza este tipo de lenguaje corporal en vez de dar un "Sí" o un "No sé".

Por ejemplo, no escribas:
Se levantó de la arena arrastrado por la ola junto a su tabla de surf.
—¿Te encuentras bien? —le pregunto Ron que acudió corriendo.
—¡Buf! Creo que sí.
—Vamos a sentarnos en esas sillas para que te recuperes.
—Espera, espera. Necesito recuperarme un poco más antes de echar a andar.
—¡Joder! ¡Casi te matas!
—¡Qué va! ¡Yo controlo, tío!
Escribe mejor:

Se levantó de la arena arrastrado por la ola junto a su tabla de surf.

—¿Te encuentras bien? —le pregunto Ron que acudió corriendo. Mark suspiró con las manos apoyadas en las rodillas. Levantó la cabeza, miró a Ron y subió los pulgares de ambas manos—. Vamos a sentarnos allí —dijo Ron señalando unas sillas en la sombra— para que te recuperes. —Mark puso las palmas de sus manos hacia abajo y movió las manos arriba-abajo para indicarle que fuera más despacio—. ¡Joder! ¡Casi te matas! —dijo Ron echándose las manos a la cabeza. Mark sonrió y le guiñó un ojo.


En este ejemplo, Mark no dice una palabra y de esta manera también hacemos hincapié en que está demasiado exhausto aún para hablar.

Puntuación

Dos personas hablando sin más resulta aburrido, incluso cuando una conversación es ingeniosa. Si añades gestos y expresiones creas interés visual en una escena (—¡Joder! ¡Casi te matas! —dijo Ron echándose las manos a la cabeza) además de dar ritmo o movimiento a un diálogo (—¿Te encuentras bien? —le pregunto Ron que acudió corriendo).

Inserta atribuciones en los diálogos: los dijo Fulanito, preguntó Menganito, respondió Zutanito. En las atribuciones es mejor no utilizar más de estos tres verbos, nada de inquirió, sugirió, exhortó... Al contrario que el resto de verbos que activan nuestro cerebro, éstos solo nos dan información de quién dice esto o aquello, por lo que es mucho mejor no forzarse a introducir verbos menos comunes.

Cuando leemos, interiormente vocalizamos lo que estamos leyendo. Cuando llegamos a una atribución tipo dijo Fulanito, nuestros ojos saltan esas palabras sin vocalizarlas y van a la siguiente línea de diálogo, por lo que es mejor no salirse del dijo, preguntó, respondió. Imagen | bing.com

Comentarios

  1. me encanta tu blog ... acabo de encontrarlo en la web y no me aburro de leer las entradas, son muy interesantes... gracias por el aporte XD a mi me gusta inventar historias pero no tengo muchas habilidades literarias, espero encontrar inspiracion y ayuda aquí, gracias XD

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    1. Muchas gracias! Y yo espero sacar más tiempo para publicar más a menudo.

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