Independientemente del género de la historia que estés escribiendo, ésta debe tratar, al menos, sobre un tema: el amor para toda la vida, la importancia de la amistad, el paso del tiempo, las consecuencias de la avaricia, la visión de la muerte desde la persectiva de un psicópata... Da igual si la historia es de ciencia-ficción, si se desarrolla en la Edad Media, si trata de la investigación de unos asesinatos, si retrata la impresionante vida de un personaje... todas deben tratar sobre algún tema.
Tal vez, tras finalizar el primer borrador, no tienes claro cuál es el tema o temas de tu historia por lo que tendrás que sentarte y pensar en ello. Tienes que encontrar algún tema que se trate en tu historia, aunque sea en parte, para recogerlo y explotarlo.
¿Por qué es necesario un Tema?
Los temas son necesarios para darle profundidad a tu historia. No basta con poner a tu personaje en cien peligros y situaciones imposibles y describir cómo resuelve los puzzles que van apareciendo en su búsqueda para encontrar un tesoro o a la organización que está detrás de varios asesinatos. Tiene que existir algo más profundo que todo eso, tienes que hacer que el lector perciba que esa historia tiene algo más.
Muchas veces los temas están implícitos en las motivaciones que tienen los personajes para buscar lo que quieren o justificar sus actos. Puedes establecer un tema con connotaciones morales o éticas, pero CUIDADO, debes tener mucha precaución con esto, hay que ser lo suficientemente sutil para no caer en la evangelización. El lector va a identificar que tu intención es inculcarle unos pensamientos concretos y cuando se dé cuenta va a dejar de leerte. El lector quiere historias que le entretengan, no libros que le adoctrinen.
La técnica
La forma de tratar los temas en las historias consiste en Envolverlos, en mostrarlos de tantas maneras diferentes como sean posibles, desde diversas perspectivas y no siempre hablando directamente de ese asunto sino mediante el uso del escenario, con metáforas, con simbolismos. Poco a poco crearás un patrón que será reconocido por el lector y lo sumergirás mucho más en la historia.
Los sucesos de la vida real y la ficción tienen efectos y consecuencias diferentes. La vida real está repleta de sucesos que no tienen significado y no simbolizan nada, mientras que en la ficción cada suceso, cada escenario, cada objeto, está puesto deliberadamente con el fin de enfatizar un tema de la trama. Esa repetición constante de situaciones u objetos refuerzan el tema que estás tratando. Por ejemplo, en la vida real te puedes despertar preguntándote qué ha podido significar lo que has soñando pero sabes que no tiene ninguna importancia en tu vida. Un sueño en una historia, por el contrario, estará fuertemente ligado a algún significado interno, bien una premonición, bien una pista sobre qué buscar para resolver algún problema...
La forma de envolver un tema no consiste en presentar opiniones contrarias sobre ese asunto para verlo desde diferentes perspectivas. La forma de envolver un tema se basa más en el simbolismo, en presentar situaciones diferentes que lleguen al mismo sitio. Para envolver un tema se necesita más sutileza.
Los temas deben ser tratados durante todo el libro, desde el principio hasta el final. Un aspecto que se trate someramente en el texto no lo convierte en un tema de la obra. Los temas de la obra deben ser limitados; dos están bien, más de tres son demasiados, déjate algún tema para tu siguiente obra. Lo ideal es tratar un tema principal y otro u otros dos secundarios.
Escoge los temas para tu obra y, para cada uno de ellos, elabora una lista con todas las formas que se te ocurran en las que se pueda mostrar esos temas: situaciones, escenarios, objetos... Tarda varios días en elaborar las listas y luego escoge los elementos que puedes insertar en su historia para Envolver cada tema y disemínalos por toda la obra.
Si no puedes sacar temas de tu primer borrador mete alguno que se te ocurra, aunque no tenga nada que ver con la acción principal ni los personajes, así también funciona. Si tratas un tema que, en principio, no tiene ninguna relación con el primer borrador y haces que los personajes giren entorno a él, los escenarios cambien para representarlo... también harán que tu obra tome mucho más cuerpo.
Ejemplos
Imagina un anuncio de un restaurante en los que aparece una familia (un padre, una madre, un niño y una niña), un empleado sirviéndoles la comida con una sonrisa, un primer plano de las bebidas (frías, caen gotas por todo el vaso), de la comida, los niños jugando con los juguetes que regalan, la familia comiendo junta en la misma mesa, hablan, comparten la comida, sonríen y al final se muestra el logotipo del restaurante. Todas esas imágenes muestran lo bien que se come en ese restaurante. El tema del anuncio es la felicidad (la felicidad que proporciona comer en ese restaurante). Si ese anuncio lo hicieran con alguien que come solo en una mesa sucia no tendría tan buena acogida para los consumidores, aunque luego sea la escena más común que encuentres cuando vayas a ese restaurante.
Imagina un hombre soltero cuyo perro ha sido atropellado. Estarás recordando su pérdida cada vez que pase por el lado de la sala en el que el perro tenía su cama, cada vez que pasee por el parque y vea a otros perros, una vez que busque una sartén en la cocina y se encuentre con el comedero del perro que ya no utiliza, cada vez que vea la tele y aparezca un anuncio de comida para perros, cada vez que pase por el pasillo de mascotas en el supermercado. No tienes que describir lo vacío que se siente el hombre cada vez que se encuentra en una de estas situaciones, solo tienes que describir la situación de forma somera y el lector ya es capaz de encontrar las interconexiones.
Trae a escena un objeto que refuerce el tema, utilizalo como símbolo. Si tu historia trata de la pérdida de seres queridos usa un objeto para rememorar la pérdida de ese ser. Haz que el personaje se acuerde de su padre cada vez que mire la hora porque ese reloj le perteneció y, en la cama, poco antes de morir, su padre quiso que lo tuviera.
Imagina a dos vecinos que se llevan mal y viven en la misma planta del mismo bloque. Haz que las ventanas de un piso y otro entén enfrentadas (como los vecinos) y que se miren a través de ella. Haz que las puertas de entrada de cada piso también estén una frente a la otra y salgan a la calle a la vez. Aunque se eviten y no quieran pelearse activamente no dejan de estar enfrentados porque la disposición de sus casas hacen que lo estén; la disposición de sus casas enfatiza ese enfrentamiento. Estás envolviendo el tema de los vecinos que se llevan mal.
Si no tienes temas para tu obra prueba con éstos:
- Las cosas no son lo que parecen.
- El afán de perseguir la belleza acaba por destruirte.
- De nada sirve ser el mejor en algo si no tienes un padrino que te ayude.
- El tipo de noticias que se tratan en los informativos de la televisión.
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