En el artículo pasado «Empezar a escribir. La hoja en blanco» dejamos pendiente la planificación de historias completas. En este artículo retomamos el tema para continuarlo.
Para planificar una historia completa no debemos ponernos a escribir como locos, salvo las notas. La planificación de una historia (como de todo) supondrá saber por dónde tendremos que movernos.
Para abordar el tema pensaremos en escribir una historia larga, algo que se pueda llamar novela.
La creación de una historia extensa a partir de nada debe tener una mayor planificación que los relatos o los cuentos. La exahustividad de la planificación debe ser la suficiente para saber hacia dónde dirigimos la historia pero la justa como para dejarnos un hueco para las improvisaciones.
Debemos planificar el paso de nuestro personaje de una situación A (inicio de la historia) a otra situación B (fin de la historia). Dentro de esta transición de A a B podemos (debemos) especificar otras transiciones intermedias que lleven de un punto a otro, concatenándolas y/o anidándolas para llegar a B partiendo de A a traves de estos subobjetivos.
Los objetivos intermedios son los que harán que nuestra historia cobre cuerpo. Por ejemplo, debemos especificar que queremos pasar de la situación C a la situación D pero sin señalar aún el camino, eso lo dejaremos como parte de improvisación cuando estemos escribiendo la historia. Si marcamos la trayectoria ya en la planificación lo más seguro es que tracemos una línea recta y a la hora de escribir nos interese dar un rodeo.
Por ejemplo.
Dejar espacio para la improvisación es importante porque a la hora de escribir es frecuente que los elementos no se comporten justo como habíamos pensado al principio; es común que un personaje secundario tome más relevancia de la que en un principio le teníamos pensada, o decidimos cambiar un objetivo sobre la marcha para integrar mejor alguna subtrama.
Las historias realistas, además, suelen necesitar una mayor documentación y para ir empezando, mejor esquivar este paso. Conforme vayamos escribiendo, cada vez nos exigiremos más a nosotros mismos, desearemos crear historias más elaboradas y la parte de documentación será un paso natural en nuestro aprendizaje y no lo veremos como algo molesto que se interpone entre la historia y nuestras ganas de empezar a escribir.
En próximos articulos continuaremos con la planificación de historias completas hablando del Árbol de vidas.
Para planificar una historia completa no debemos ponernos a escribir como locos, salvo las notas. La planificación de una historia (como de todo) supondrá saber por dónde tendremos que movernos.
Para abordar el tema pensaremos en escribir una historia larga, algo que se pueda llamar novela.
La creación de una historia extensa a partir de nada debe tener una mayor planificación que los relatos o los cuentos. La exahustividad de la planificación debe ser la suficiente para saber hacia dónde dirigimos la historia pero la justa como para dejarnos un hueco para las improvisaciones.
Debemos planificar el paso de nuestro personaje de una situación A (inicio de la historia) a otra situación B (fin de la historia). Dentro de esta transición de A a B podemos (debemos) especificar otras transiciones intermedias que lleven de un punto a otro, concatenándolas y/o anidándolas para llegar a B partiendo de A a traves de estos subobjetivos.
Los objetivos intermedios son los que harán que nuestra historia cobre cuerpo. Por ejemplo, debemos especificar que queremos pasar de la situación C a la situación D pero sin señalar aún el camino, eso lo dejaremos como parte de improvisación cuando estemos escribiendo la historia. Si marcamos la trayectoria ya en la planificación lo más seguro es que tracemos una línea recta y a la hora de escribir nos interese dar un rodeo.
Por ejemplo.
- A-B. Juan es de clase media (A) y quiere ser rico (B). Este sería el argumento de la novela.
- C-D. Juan acude a fiestas (C) para ligarse a una rica soltera (D). Objetivo intermedio contenido en A-B.
- E-F. Juan se crea una identidad falsa (E) para poder entrar en las fiestas (F). Objetivo intermedio contenido en A-B y anterior a C-D.
- G-H. Juan consigue ligarse a una rica (G) y la convence para casarse con él (H). Objetivo intermedio contenido en A-B y posterior a C-D.
- I-J. Juan quiere falsificar el carné de un club VIP (I) y se pone en contacto con un falsificador (J). Objetivo intermedio contenido en E-F.
Dejar espacio para la improvisación es importante porque a la hora de escribir es frecuente que los elementos no se comporten justo como habíamos pensado al principio; es común que un personaje secundario tome más relevancia de la que en un principio le teníamos pensada, o decidimos cambiar un objetivo sobre la marcha para integrar mejor alguna subtrama.
Tipos de historias
Dentro de la creación de historias desde cero se me ocurren dos tipos de historias a inventar:- Realistas. La vida de una joven bailarina hasta conseguir llegar a ser miembro del Ballet Nacional, por ejemplo.
- Originales. La reacción de un mundo extraterrestre cuando recibe la visita de un astronauta de la Tierra (película Planet 51).
Las historias realistas, además, suelen necesitar una mayor documentación y para ir empezando, mejor esquivar este paso. Conforme vayamos escribiendo, cada vez nos exigiremos más a nosotros mismos, desearemos crear historias más elaboradas y la parte de documentación será un paso natural en nuestro aprendizaje y no lo veremos como algo molesto que se interpone entre la historia y nuestras ganas de empezar a escribir.
En próximos articulos continuaremos con la planificación de historias completas hablando del Árbol de vidas.
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