Comenzamos los artículos de creación de tensión, partiendo de que tenemos nuestra historia ya bien clara desde el artículo anterior de creación.
La tensión es un elemento realmente importante para hacer que nuestro texto sea atrayente. Para enganchar al lector debemos crear, entre otras cosas, algunos misterios.
Podemos usar un misterio para, llegado el momento, desvelar todo el secreto o bien podremos ir desvelando poco a poco algunas respuestas. Esta segunda opción la podemos planificar si la tenemos ya muy clara o por el contrario podemos dejarla para cuando nos pongamos a escribir y conozcamos todos sus detalles.
De igual manera podemos ocultar el objetivo del protagonista. Por ejemplo, si está cavando un gran hoyo en el jardín de su casa, podemos jugar con qué quiere ocultar, o qué quiere construir ahí debajo o hasta qué quiere llegar.
Nuestro protagonista puede recibir una carta amenazante que le intente chantajear (vale, es muy típico, pero es un ejemplo). ¿Quién le envía esa carta?, ¿qué secreto tiene nuestro protagonista que el remitente de la carta conoce y el lector no?
Puede haber un personaje secundario que de repente cambie su actitud y su carácter. ¿Por qué ha cambiado tanto? ¿Qué le ha ocurrido? Otro personaje puede desaparecer durante un tiempo y luego volver: ¿qué ha estado haciendo todo ese tiempo?
El más común de los misterios es que nuestro protagonista se enfrente a una adivinanza, un puzzle, un criptograma que debe resolver para solucionar algo. La resolución de ese misterio le llevará a otro y se irá desvelando poco a poco el porqué de tanto enigma.
Otra forma de crear misterios son las lagunas relacionales, es decir, qué relación tienen dos elementos a primera vista no relacionados. Por ejemplo, durante una investigación hay un sospechoso de clase baja que vive en la miseria pero se reúne con un adinerado hombre de negocios ¿Qué relación tienen ambos? ¿Qué intereses tiene el hombre de negocios en la trama investigada? O un personaje posee un objeto impropio de él ¿qué hace con ese objeto? ¿Es suyo o se lo guarda a alguien? ¿La posesión de ese objeto implica al personaje en una trama de la que al principio no formaba parte?
Si observamos la imagen vemos que además los misterios pueden ser para unos personajes o para otros. En el esquema el Misterio 1 aparece desde el principio pero el protagonista no lo resuelve hasta el día 12; sin embargo, el antagonista resuelve el misterio el día 3 y puede usarlo contra el protagonista en su propio beneficio. Un segundo misterio aparece el día 16 y el 18 queda resuelto para el protagonista.
Es bueno incluir en los misterios, aparte del personaje que ignora las respuestas, al lector. Puede haber un misterio que conozca el protagonista (por ejemplo, su propio pasado) pero no el lector.
En el ejemplo del Misterio 1, el antagonista resuelve el misterio antes que el protagonista pero ¿y el lector? ¿lo conoce a la vez que el antagonista o no lo conoce hasta que lo hace el protagonista? La decisión dependerá del juego que nos pueda dar cada opción o de las sensaciones que queramos crear en el lector.
Recuerda: no mantengas un único misterio que se alargue durante todo el desarrollo de la historia, el lector sentirá que no avanza y lo más probable es que abandone. Crea y resuelve algunos misterios durante toda la historia, da algunas respuestas al misterio principal (en caso que existiera) durante el relato.
Si te has dado cuenta, este artículo sirve de punto de inflexión en el que pasamos del "qué ocurre" (historia) al "cómo contarlo" (discurso). O dicho de otro modo: ya hemos empezando a ver cómo debemos contar nuestra historia.
La tensión es un elemento realmente importante para hacer que nuestro texto sea atrayente. Para enganchar al lector debemos crear, entre otras cosas, algunos misterios.
Pensar en "misterios" es bastante abstracto, recuerda el artículo La caja misteriosa, donde se intentaba pensar en el misterio como en algo concreto y más fácil de utilizar.
Una forma de crear tensión. Los misterios
Un misterio es la manera más fácil de crear tensión (más adelante abordaremos más técnicas). Los misterios tratan de ocultarnos las respuestas a las preguntas ¿qué/quién? y ¿por qué?.Podemos usar un misterio para, llegado el momento, desvelar todo el secreto o bien podremos ir desvelando poco a poco algunas respuestas. Esta segunda opción la podemos planificar si la tenemos ya muy clara o por el contrario podemos dejarla para cuando nos pongamos a escribir y conozcamos todos sus detalles.
Misterios frecuentes
Podemos empezar nuestra historia in media res y ocultar por qué el protagonista actúa de cierta manera. Por ejemplo, si se dedica a ir matando gente, podemos ocultar si es un terrorista, un agente encubierto, un espía, alguien que está llevando a cabo una venganza personal, es un perturbado...De igual manera podemos ocultar el objetivo del protagonista. Por ejemplo, si está cavando un gran hoyo en el jardín de su casa, podemos jugar con qué quiere ocultar, o qué quiere construir ahí debajo o hasta qué quiere llegar.
Nuestro protagonista puede recibir una carta amenazante que le intente chantajear (vale, es muy típico, pero es un ejemplo). ¿Quién le envía esa carta?, ¿qué secreto tiene nuestro protagonista que el remitente de la carta conoce y el lector no?
Puede haber un personaje secundario que de repente cambie su actitud y su carácter. ¿Por qué ha cambiado tanto? ¿Qué le ha ocurrido? Otro personaje puede desaparecer durante un tiempo y luego volver: ¿qué ha estado haciendo todo ese tiempo?
El más común de los misterios es que nuestro protagonista se enfrente a una adivinanza, un puzzle, un criptograma que debe resolver para solucionar algo. La resolución de ese misterio le llevará a otro y se irá desvelando poco a poco el porqué de tanto enigma.
Otra forma de crear misterios son las lagunas relacionales, es decir, qué relación tienen dos elementos a primera vista no relacionados. Por ejemplo, durante una investigación hay un sospechoso de clase baja que vive en la miseria pero se reúne con un adinerado hombre de negocios ¿Qué relación tienen ambos? ¿Qué intereses tiene el hombre de negocios en la trama investigada? O un personaje posee un objeto impropio de él ¿qué hace con ese objeto? ¿Es suyo o se lo guarda a alguien? ¿La posesión de ese objeto implica al personaje en una trama de la que al principio no formaba parte?
La herramienta
Volvemos a utilizar las hojas de cálculo para planificar nuestros misterios. Concretamente utilizaremos la misma que utilizamos en el artículo "Crear historias. Cronología". Los misterios se incluirán como una extensión a las acciones ya existentes y reflejarán su duración, es decir, cuándo se crea el misterio y cuándo se resuelve, tal como indica la imagen:Si observamos la imagen vemos que además los misterios pueden ser para unos personajes o para otros. En el esquema el Misterio 1 aparece desde el principio pero el protagonista no lo resuelve hasta el día 12; sin embargo, el antagonista resuelve el misterio el día 3 y puede usarlo contra el protagonista en su propio beneficio. Un segundo misterio aparece el día 16 y el 18 queda resuelto para el protagonista.
Es bueno incluir en los misterios, aparte del personaje que ignora las respuestas, al lector. Puede haber un misterio que conozca el protagonista (por ejemplo, su propio pasado) pero no el lector.
En el ejemplo del Misterio 1, el antagonista resuelve el misterio antes que el protagonista pero ¿y el lector? ¿lo conoce a la vez que el antagonista o no lo conoce hasta que lo hace el protagonista? La decisión dependerá del juego que nos pueda dar cada opción o de las sensaciones que queramos crear en el lector.
Revisión
Comprueba que tu historia tiene algún misterio pero no la abarrotes de ellos, puedes introducir otros elementos de tensión en el relato y no abusar demasiado de estos enigmas. Si crees que te faltan misterios, vuelve a retocar el "árbol de vidas", actualiza "la cronología" y refleja el nuevo misterio en el esquema. Poco a poco comprobarás que la historia va tomando volumen y la tienes más clara.Recuerda: no mantengas un único misterio que se alargue durante todo el desarrollo de la historia, el lector sentirá que no avanza y lo más probable es que abandone. Crea y resuelve algunos misterios durante toda la historia, da algunas respuestas al misterio principal (en caso que existiera) durante el relato.
Si te has dado cuenta, este artículo sirve de punto de inflexión en el que pasamos del "qué ocurre" (historia) al "cómo contarlo" (discurso). O dicho de otro modo: ya hemos empezando a ver cómo debemos contar nuestra historia.
Imagen | bing.com
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