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La trama de la historia. Origen, obstáculos y estructura.

Después de tanto tiempo (¡años!) el blog todavía no había tenido un artículo dedicado a la trama de las historias. Así que ya iba siendo hora de escribir algo al respecto.

Lo que llamamos trama podríamos definirlo de forma simple como el conjunto de sucesos y acciones que unos personajes llevan a cabo durante el desarrollo de una historia.

A continuación vamos a ver cómo establecer esos sucesos y qué acciones incluir en el resultado final.

El origen de la trama

La trama de una historia debe venir guiada por dos elementos: el personaje protagonista y el tema.

El protagonista

Del protagonista (o protagonistas, si son varios) debemos tener claro cuáles son sus objetivos. Los objetivos del personaje pueden ir variando durante la historia para adaptarse a los acontecimientos.

Si tenemos a un buscador de tesoros que encuentra un mapa y va a seguirlo tendrá unos objetivos: embarcarse en una nueva aventura para encontrar el tesoro del que habla el mapa. Si tenemos a un padre de familia con trabajo y una vida normal tendrá otros objetivos: conseguir y mantener la tranquilidad de su familia y su vida. Si la mujer acoge en su casa a un amigo que no tiene dónde vivir y se encuentra sin trabajo y además tiene bastante cara, el personaje seguirá manteniendo el objetivo anterior pero se le sumará uno nuevo: hacer que el amigo de la mujer se vaya de su casa.

En cualquier caso todos los objetivos tienen que venir motivados por algo, la razón real de lo que desean. En el caso del buscador de tesoros el motivo por el que puede embarcarse a buscar ese nuevo tesoro es porque le gusta esa vida de aventura, le da libertad y le hace sentirse autosuficiente, fortalece su autoestima al enfrentarse a nuevos retos que lo ponen a prueba. En el caso del padre de familia la motivación es conseguir un entorno seguro donde vivir con comodidad y felicidad para crecer/envejecer con amor y en paz.

Cuando definamos los objetivos de los personajes (protagonistas o no) debemos acompañarlos de la motivación íntima que los causan. De igual manera, cuando tengamos una motivación para un personaje debemos buscar una manera en la que la desarrollen y así poder asignarle un objetivo concreto por el que puedan luchar.

Objetivo: El personaje quiere comprarse una casa grande.

Pero ¿por qué?

Motivación: Pues para mostrar a los demás (amigos, compañeros de trabajo, su esposa...) que no es un don nadie, que cuando se ríen de él lo hacen sin razón, que es capaz de llegar lejos, que no es inferior.

Motivación: El personaje quiere tener éxito porque necesita ser el centro de atención, que hablen de él, lo miren, lo adulen.

Pero ¿cómo?

Objetivo: Pues llegando a ser un actor de éxito.

Es muy importante tener unidos los objetivos con las motivaciones para darle sentido a la trama. Unas veces nos interesará ocultar al lector cuáles son los motivos y otras no.

El tema

Respecto al tema de la historia debemos pensarlo muy bien porque variará toda la historia hacia un lado o a otro. Encontrar el tema de la historia es algo complejo por lo que podemos pasarlo por alto en la escritura del primer borrador pero después de terminarlo debemos sentarnos y pensar hacia dónde queremos dirigir la historia en las siguientes reescrituras.

En el ejemplo del padre de familia que quiere mantener feliz a su familia pero su mujer acoge a un amigo caradura en su casa, ¿qué tema podríamos desarrollar?:

  • La increíble fuerza del amor que une a una pareja ante la adversidad.
  • El desmoronamiento progresivo de una familia.
  • La incapacidad de los gobernantes por proteger a los miembros más débiles de la sociedad.
  • Los pesados que no se dan cuenta que molestan.
  • Cómo otras personas pueden hacernos ver la vida de otra manera.

La historia puede variar muchísimo según el tema que elijamos, tanto, que el final puede ser completamente contrario.

Es necesario saber de qué va realmente nuestra historia, cuál es el verdadero tema. Puede que hablemos de cómo echar a alguien de nuestra casa pero la historia tratará sobre el miedo a perder nuestra posición dentro del núcleo familiar.

En el artículo Utilización de los temas: Envolver, se habló de cómo utilizar la técnica de envolver para desarrollar los temas en nuestras historias.

Los obstáculos

Para crear una historia atractiva debemos introducir obstáculos que imposibiliten la consecución fácil del objetivo a nuestro protagonista. Los obstáculos crean conflictos interesantes y nos ayudan a mostrar el lado más humano del personaje.

Podemos introducir dos clases de obstáculos: los externos y los internos.

Los obstáculos externos vienen del mundo en el que se mueve el personaje y tratan de impedir sus objetivos. Entre los obstáculos externos podríamos incluir la estructura establecida del lugar donde vive (las clases sociales, las leyes, el sistema monetario, los privilegios...), los intereses de otros personajes (que serían los antagonistas), los fenómenos naturales (avalanchas, tifones, maremotos, volcanes en erupción, rayos...) y otros que provengan del entorno del personaje.

Los obstáculos internos suceden la mente y el cuerpo del personaje. Pueden tratarse de miedos o de limitaciones que lastren al protagonista.

Siguiendo el ejemplo del padre de familia que tienen que acoger a un amigo de la mujer en casa, dependiendo del tema a tratar, podremos establecer distintos obstáculos:

  • El sistema económico (externo). El amigo está en paro por deficiencias del sistema capitalista que no es capaz de generar empleos para todos.
  • Las leyes (externo). No existen leyes que tapen los agujeros del sistema.
  • El sistema de clases (externo). Al no pertenecer a una clase social alta, el amigo tarda mucho más en recuperar un estado personal que le permita la independencia. Se encuentra desprotegido.
  • El invierno (externo). Si lo acoge en invierno estará siempre metido en casa y casi nunca saldrá.
  • El amigo de la mujer (externo). Por su puesto, él es el principal problema. Si además lo caracterizamos de vago que no se esfuerza en buscar un nuevo trabajo porque está a gusto en esa casa, el antagonismo será mayor.
  • La mujer (externo). La mujer es quien ha traído el problema a casa y es con ella con la que se enfrentará para que quite el problema.
  • Su salud (interno). El protagonista querrá llevar la nueva situación lo mejor que pueda porque cuando se excita o tiene situaciones de estrés sufre ataques de ansiedad.
  • Miedo a la confrontación (interno). Miedo de enfrentarse directamente al amigo, miedo por enfrentarse a su mujer, miedo a que los hijos no se pongan de su parte...

La estructura

La trama debe tener una estructura para que pueda ser entendida. Aunque hay muchas estructuras, utilizaré la clásica, que será la que utilicemos (casi) siempre: una presentación, un nudo y un desenlace.

Presentación

En él debemos introducir al lector en medio de la acción. Para ello debemos proporcionarle una información básica (el resto de informaciones las volcaremos a lo largo de la obra).

Lo mejor es comenzar la historia en el momento del cambio (cuando el buscador de tesoros encuentra el mapa, cuando el amigo de la mujer llega a casa).

Nudo

Es donde se desarrollan las principales acciones de la historia. En él debemos dar informaciones adicionales que profundicen en los personajes y las situaciones. También deberán aparecer los obstáculos que el personaje tiene que ir superando.

La mejor manera de conducir el nudo es que los conflictos crezcan y crezcan hasta que ya no puedan hacerlo más. Debemos crear un mundo de causa-efecto, donde todo esté interrelacionado y nada suceda porque sí, donde todo tenga algún significado. Cuando los conflictos ya no puedan crecer más llegaremos al siguiente apartado.

Desenlace

La tensión ha crecido al máximo (crisis) y vamos directos al clímax, donde se rompe la tensión y se resuelve el conflicto principal de la trama (si consigue que el amigo se vaya de casa o si resulta que debe ser él quien se va porque su mujer lo echa).

También en esta parte debemos, si queremos, desarrollar las consecuencias. Digo si queremos, porque es bastante común que no se haga y se deje al lector la elección de las mismas.

La historia puede acabarse cuando el protagonista sale de casa con una maleta (él ha perdido, el amigo de la mujer ha ganado). O puede continuar y el protagonista se va a un apartamento pequeño, conoce a una nueva mujer, se olvida de su pasado y comienza una nueva vida. O es tan desgraciado que pasa todas las tardes por delante de su casa sin atreverse a pedirle otra oportunidad a su mujer y a su amigo.

Para que el final sea bueno debemos hacerlo inevitable, inesperado y obvio solo al final. Es decir, debemos haber sembrado durante toda la historia que este sería el final pero solo ahora que hemos llegado al final resulta inevitable y, aún así, sorprendente.

Las subtramas

Funcionan igual que las tramas pero su importancia es menor (también siguen el esquema de presentación, nudo y desenlace). Deben ser trascendentes, de manera que en algún momento tanto la trama principal como la subtrama se necesiten la una a la otra para que puedan seguir avanzando (no es necesario que sea en el mismo punto: en un momento dado la principal ayuda a que la secundaria avance y más tarde es la secundaria la que avanza a la principal).

Para que nuestra historia tenga cohesión, las subtramas deben estar relacionadas con el tema principal de la historia.

La subtrama puede explorar y profundizar en otros aspectos del mismo tema y que no queramos echar encima de los personajes de la trama principal.

También podemos utilizar la subtrama para contrastar el tema principal: si el tema principal es lo duro que es conseguir una carrera musical de éxito podemos construir una subtrama donde el personaje tenga éxito y no sepa llevarlo (un mundo de alcohol, drogas, falsedades...). Es otra manera de profundizar en el tema.

Por otro lado, el uso de paralelismos en las subtramas ayuda a comparar y entender mejor tanto el tema principal como el secundario. Al establecer relaciones entre uno y otro hacemos la historia más interesante, la cargamos de inteligencia y profundidad.

Las subtramas también pueden ayudarnos a tener una sesión de fuegos artificiales más intensa al final si somos capaces de utilizar sus clímax con el tema de la trama principal o con su clímax.

Podemos enlazar estos (les llamaremos) sub-clímax con el tema principal si hacemos que cada sub-clímax resuelva una preocupación de la historia principal; o si hacemos que cada sub-clímax aumente la tensión de la trama principal; o, para rematar, hacemos que cada sub-clímax provoque otro sub-clímax que lleve a otro... y que lleve al clímax.

En el artículo Pequeña gran guía de las subtramas, se profundiza en la manera de crear las subtramas para una historia.

Resumen

Podía haber profundizado mucho más y haber hablado de puntos de giro y de porcentajes, tanto para cuánto debe ocupar cada parte de la estructura tanto para cuándo debe aparecer un punto de giro dentro de cada parte, pero personalmente creo que eso, más que ayudar, mata la creatividad al querer forzar las situaciones

Simplificando, podríamos decir que una trama trata de unos personajes que quieren algo por alguna razón pero se les presentan una serie de obstáculos que se lo impiden y ellos luchan por superarlos hasta que llegan a un final que puede ser satisfactorio o no.

Imagen | bing.com

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