Hoy llegamos al tiempo de la narración, que conforma una de las dimensiones más importantes de la historia. No nos vamos a referir en este apartado de si escribir en pasado o en presente, el tiempo es otra cosa, vamos a verla.
Dentro del tiempo podemos diferenciar dos tipos:
El ritmo de la historia es la relación entre el tiempo de la historia y el tiempo del discurso, es decir, la mayor o menor rapidez con la que se narra. Para variar el ritmo de la historia podemos hacer uso de diferentes técnicas:
Dentro del tiempo podemos diferenciar dos tipos:
- Tiempo externo. Es la realidad histórica en la que está basada la narración. Podemos ir dando datos a lo largo del discurso que hagan adivinar en qué época suceden los hechos relatados. De igual manera, se puede evitar dar datos para no centrar la acción en ningún tiempo.
- Tiempo interno. Éste podemos subdividirlo en otros dos:
- Tiempo de la historia. Es el tiempo que duran los acontecimientos narrados.
- Tiempo del discurso. Es el tiempo que tarda el narrador en contar los acontecimientos.
El ritmo de la historia es la relación entre el tiempo de la historia y el tiempo del discurso, es decir, la mayor o menor rapidez con la que se narra. Para variar el ritmo de la historia podemos hacer uso de diferentes técnicas:
- Elipsis. Es la supresión de ciertos tramos de la historia. Tiene como finalidad seleccionar los acontecimientos, prescindiendo de los que carezcan de interés o simplemente eliminando ciertas partes para crear tensión. Esta técnica acelera el ritmo.
- Resumen. Es parecida a la elipsis pero no es tan radical. No se salta acontecimientos pero pasa por encima de ellos sin detenerse. Esta técnica acelera el ritmo pero en menor medida que la elipsis.
- Escena. El tiempo de la historia y el tiempo del discurso se igualan, gracias al predominio del diálogo.
- Pausas digresivas y descriptivas. Paran la acción para detenerse en alguna característica del personaje, del paisaje... o para contar otras acciones antes de proseguir. Esta técnica ralentiza el ritmo.
- Ralentí. Consiste en hacer que el tiempo del discurso sea mayor que el tiempo de la historia; se consigue presentando atributos sobre las cosas o personajes que están actuando sin llegar a hacer pausas descriptivas o bien intercalando algún recuerdo. Esta técnica, como su propio nombre indica, retarda el ritmo.
- Temporalización lineal. La más sencilla de todas, es cuando el narrador no cambia el orden cronológico de los acontecimientos.
- Temporalización anacrónica. Los hechos no se cuentan en orden cronológico. Para ello se hace uso de dos técnicas:
- Flashback. Narra hechos sucedidos anteriormente.
- Flashforward. Narra hechos que están aún por suceder.
- Temporalización múltiple. Consiste en la narración de acciones simultáneas realizadas en lugares diferentes.
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