Continuamos con el segundo tema de teoría hablando de la acción. La acción se corresponde con la historia de la narración y podemos jugar con ella cambiando su estructura con el fin de crear un texto más atrevido e interesante.
Para la estructura interna de la acción podemos elegir entre los tres esquemas clásicos:
También podemos romper los esquemas para hacer uso de digresiones e intercalar acciones secundarias de otros personajes, introducir reflexiones o anticipar acontecimientos intentando crear cierta tensión narrativa que provoque determinados estados emocionales en el lector.
Pero aún hay más, podemos prescindir sin reparos de estos tres esquemas para crear narraciones abiertas. Éstas se caracterizan por contar múltiples episodios que no tienen por qué guardar relación entre sí, no tienen un argumento cerrado e incluso sería posible la inclusión de nuevos episodios. La técnica para escribir narraciones abiertas se conoce como técnica del contrapunto, presentando nuevos personajes en distintos lugares y tiempos.
Pero los esquemas clásicos y las narraciones abiertas no son incompatibles entre sí. Es muy común que una historia empiece como una narración abierta y llegue un punto en que las historias confluyan entre sí y una vez juntas viajen todas a través de una narración in media res, por ejemplo.
Para definir la esctructura externa debemos dividir el discurso en unidades menores e identificables tipográficamente, por ejemplo, en libros, actos, partes, capítulos, escenas..., siendo coherentes con el paratexto. Se entiende como paratexto la relación que mantiene el discurso con el título de la unidad.
Para la estructura interna de la acción podemos elegir entre los tres esquemas clásicos:
- Ab initio. Se compone de presentación, nudo y desenlace. Estas tres partes están unidas por dos puntos de giro que provocan que la historia dé un vuelco para pasar de la presentación al nudo y de éste al desenlace.
- In media res. Es igual que el anterior pero prescindiendo de la presentación y comenzando por el conflicto.
- In extrema res. Se comienza a contar la historia por el final.
También podemos romper los esquemas para hacer uso de digresiones e intercalar acciones secundarias de otros personajes, introducir reflexiones o anticipar acontecimientos intentando crear cierta tensión narrativa que provoque determinados estados emocionales en el lector.
Pero aún hay más, podemos prescindir sin reparos de estos tres esquemas para crear narraciones abiertas. Éstas se caracterizan por contar múltiples episodios que no tienen por qué guardar relación entre sí, no tienen un argumento cerrado e incluso sería posible la inclusión de nuevos episodios. La técnica para escribir narraciones abiertas se conoce como técnica del contrapunto, presentando nuevos personajes en distintos lugares y tiempos.
Pero los esquemas clásicos y las narraciones abiertas no son incompatibles entre sí. Es muy común que una historia empiece como una narración abierta y llegue un punto en que las historias confluyan entre sí y una vez juntas viajen todas a través de una narración in media res, por ejemplo.
Para definir la esctructura externa debemos dividir el discurso en unidades menores e identificables tipográficamente, por ejemplo, en libros, actos, partes, capítulos, escenas..., siendo coherentes con el paratexto. Se entiende como paratexto la relación que mantiene el discurso con el título de la unidad.
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